Expresiones de arte popular y prehispánico en el modernismo.

Antonio Godos
Izquierdo, María, Alacena, 1947, colección Blaisten
La obra de izquierdo demuestra una pluralidad en las artes populares cuya dimensión escapa definitivamente del estante en el que se encuentran los objetos representados. De Perú a México, de lo artístico a lo cotidiano; Izquierdo pintó a través del estante una imagen de lo popular que fue más allá del nacionalismo con el que los modernistas normalmente lo asociaron. En esta obra, quedan rotas las fronteras que separan las naciones americanas.

Esta gran exponente del modernismo mexicano hace convivir en un mismo plano la artesanía, el fin estético del arte popular y el alimento de todos los días.

Bienvenides todes a este espacio, cuyo principal objetivo es revisar las representaciones que las y los modernistas realizaron del arte popular así como la continuidad del arte prehispánico en sus obras.
Chávez Morado, José, Naturaleza tarasca, 1947
La naturaleza tarasca de Chávez Morado es un retrato esencialista del pasado Purépecha con el que mantiene una relación de cercanía, pues la extensión de dicha cultura, aunque mayormente en el territorio michoacano, alcanzó también el sur de Guanajuato, donde el artista residió la mayor parte de su vida junto con Olga Costa, su esposa. En la obra, que es una representación de una representación, lejana y distante, las estatuillas de barro son reanimadas y de nuevo idolatradas. Es importante recordar la labor de conservación de piezas prehispánicas por el matrimonio, que junto con su casa, donarían en 1993 como un museo donde además de su obra, se exponen ‘’objetos bellos’’, (es decir, artesanías populares) que a lo largo de su vida coleccionaron y cuidaron.
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Montenegro, Roberto, Esmeraldas, s/f, Colección Blaisten
Roberto Montenegro explora en esta obra una abstracción histórica, estética y artística de arte y vida precortesiana. Podemos discernir entre la marejada de formas, la cara de un sujeto con fisionomía indígena ataviado de esmeraldas, y detrás suyo, una figura antropomorfa que, en primera instancia, remite una estatuilla de formas geometrizadas y orgánicas, aunque bien podría ser la abstracción de una persona. A i parecer, esas formas discernibles para cualquiera son guías para lo restante de la obra, que son formas carentes de un sentido naturalista, y más bien abstractas, aunque pertenecientes, aparentemente a una tradición de greca mesoamericana. La obra de Montenegro es como un sueño del pasado.
Montenegro, Roberto, Arlequín con calavera, 1967, Colección Blaisten
La representación en cuestión es interesante y extraña. En esta obra Montenegro explora la otredad a partir del contraste; una calaverita atrae la curiosidad de un arlequín, que, como cualquier extranjero, observa y escruta la vivacidad cromática de la muerte para la cultura mexicana. El personaje observa desde su monocromía el objeto, que lo invita a explorar una nueva perspectiva para con la muerte.

La representación de la otredad es interesante con Montenegro, pues esa fue su posición ante el mundo de las artes populares que procuró y enalteció como gestor cultural. Su observación para con las artes del pueblo es contemplativa y siempre distante.
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Murillo, Gerardo, Las artes populares en México, vol. II, 1921.
Cano Manilla, Ramón, India Oaxaqueña, 1928, Museo Nacional de Arte
Manilla explora en esta obra una unidad interesante; la composición invita a un entendimiento conjunto de los elementos, como si la mujer oaxaqueña no pudiera entenderse sin su elaborado traje o sin el medio selvático que la rodea. El juego de texturas integra el arte indígena con la realidad entera en una armonía vital. El arte popular es imprescindible
Tamayo, Rufino, Trovador, 1945
El maestro, oriundo de Oaxaca representa una figura bohemia que escapa a las nacionalidades y homogeniza lo tradicional en nuestros países latinoamericanos.
La música también es una parte fundamental de las artes populares, pues permea e influye en las demás artes y ocasionalmente, como lo hace la trova, se inmiscuye en la conciencia
Moncayo, Juan Pablo, Huapango, 1941
''Para esta composición orquestal, José Pablo Moncayo elaboró y transformó los temas de tres huapangos: El Siquisirí, El Balajú y El Gavilancito.

En su forma típica a la usanza veracruzana, el huapango suele acompañarse por lo general con requinto, arpa, guitarra y, en ocasiones, violín y jarana. Una audición atenta del Huapango, de Moncayo nos permitirá descubrir que el compositor tapatío logró, con particular elegancia y efectividad, transportar algunos de los sonidos del conjunto instrumental típico del huapango a la Orquesta.''
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Cueto, Lola, Tehuana (vendedora de fruta), 1946, Colección Blaisten
Este bordado de Lola Cueto es una obra que debemos contrastar con las obras anteriormente expuestas, ya que, su producción es de origen artesanal. La artista realizó el bordado de 1 x 1.5m, adentrándose entonces no solo a la observación y contemplación de lo producido, sino produciendo desde dentro.
La técnica es una parte fundamental del hacer artesanal, si no es que la esencial, y Cueto lo hizo con maestría.
Cueto Lola, Estatuilla de barro articulada, 1947, Colección Blainsen
Lola Cueto realiza en este grabado una reinterpretación de una estatuilla prehispánica descomponiéndola por sus extremidades y agregando articulaciones que posibiliten el movimiento de las partes. Es una pieza fantástica, pues hay una reanimación y una vitalización de lo remoto y lo estático a partir de una deconstrucción
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